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Onboarding Inteligente (y II): personalización, vídeo y acompañamiento continuo

De:Jordi Sabater

En 30 segundos

Si el onboarding es la primera conversación entre una marca y su cliente, la personalización es la manera de convertir esa conversación en un vínculo real.

Hoy, ningún usuario quiere sentirse uno más. 

Espera que la marca sepa quién es, qué necesita y cómo puede ayudarle sin hacerle perder tiempo.

 

Y ahí es donde el vídeo personalizado se ha convertido en una de las herramientas más potentes para generar conexión desde el minuto cero.

La personalización, el motor del onboarding moderno

El secreto de un buen proceso de bienvenida está en conocer, comprender o mejor dicho entender a quién se da la bienvenida.

No es lo mismo un usuario experto que uno nuevo, ni un cliente individual que una empresa. 

Adaptar los mensajes y el ritmo a cada perfil hace que el cliente perciba que el proceso “encaja” con él.

Por poner un ejemplo muy genérico, un cliente corporativo puede recibir un recorrido guiado sobre funcionalidades avanzadas; uno particular, un vídeo de bienvenida con los primeros pasos esenciales.

En ambos casos, el mensaje se adapta a su contexto, su idioma y sus necesidades reales.

La diferencia se nota: cuando el contenido refleja que alguien ha pensado en ti, confías más.

Del tutorial a la relación: educación y acompañamiento

El onboarding no acaba cuando el usuario termina de registrarse. De hecho, ahí empieza la verdadera relación.

Las marcas con casos de éxito lo tienen claro. Prolongan ese proceso a través de formación continua, actualizaciones y mensajes que refuerzan el valor del producto. No dejan nunca de transmitir un mensaje de “bienvenida”.

Aquí, el vídeo personalizado, como video experiencia que es, vuelve a destacar como el que aporta más creatividad, impacto en su mensaje y métricas de éxito. Por ejemplo:

  • Puede felicitar al cliente por alcanzar un hito (“has completado tu primer mes con éxito”).

  • Puede mostrarle su progreso o sugerir nuevas funciones según su comportamiento.

  • Puede recordarle cómo sacar más partido a lo que ya usa.

Es acompañamiento, pero sin invadir. Comunicación que educa, guía y motiva. Y fideliza.

Automatización, datos y confianza

Un onboarding bien diseñado combina automatización y empatía. Sí, sí, empatía. Veamos.

Las tareas repetitivas, como los emails, validaciones de usuario o recordatorios periódicos o puntuales,  pueden gestionarse con flujos automáticos, mientras que los puntos críticos (como verificaciones o soporte personalizado) deben mantener un toque humano.

Hay una diferencia sutil pero muy importante.

Y en todo este proceso, la confianza es clave: el cumplimiento normativo (GDPR, KYC, firma digital) no solo es obligatorio, sino también una oportunidad para demostrar transparencia.

Un vídeo, personalizado o no, que explique por qué se solicitan ciertos datos o cómo se protegen genera una seguridad a través de esta confianza que ningún aviso legal logra transmitir con la misma eficacia.

 

Conclusión: El onboarding, la primera historia que el cliente recuerda

Cada cliente recuerda cómo empezó su relación con una marca.

Si ese inicio fue confuso, difícil o impersonal, lo recordará como un trámite. O no lo recordará.

Pero si fue claro, útil y emocional, lo recordará como el comienzo de una relación de valor.

El onboarding inteligente no se limita a activar usuarios: crea relaciones duraderas.

Y el vídeo personalizado, con su capacidad para informar, emocionar y conectar, se ha consolidado como el mejor aliado para lograrlo.

Porque al final, lo que toda marca busca no es solo captar clientes, sino mantener conversaciones que valgan la pena desde el primer segundo. Mantener una conversación es siempre sinónimo de una relación fiel entre el cliente y su marca preferida.