El poder del storytelling. Cuando los datos se convierten en historias…
En 30 segundos
Hay momentos en los que una marca logra algo más que comunicar: consigue que las personas se vean reflejadas en su mensaje. Eso es exactamente lo que ocurre cuando los datos dejan de ser números y se transforman en historias.
En la comunicación en vídeo existe un formato que explota al máximo esa capacidad: el video resumen personalizado.
Un video resumen personalizado es mucho más que un montaje bien editado o una secuencia de logros. Es un relato individual, creado a partir de la información real de cada usuario, que devuelve una imagen emocional de su recorrido con una marca. Cuando está bien hecho, genera una sensación poderosa: la de verse reconocido, comprendido y valorado.
Y puede ser una marca, sí. ¿Y por qué no un equipo de fútbol?
Deporte: datos, emoción y pertenencia
Uno de los mejores ejemplos de cómo la personalización puede generar vínculo lo protagonizó un equipo histórico de la Premier Ligue.
Ell club quería celebrar una década de apoyo de su afición y decidió hacerlo con un video personalizado para cada seguidor. El proyecto no trataba de una simple recopilación de goles o momentos destacados, sinó que buscaba volver a poner la piel de gallina a sus supporters.
Fue una producción cuidadosamente estructurada, construida a partir de 20 puntos de datos distintos, 7 segmentos de público y 15 rutas posibles de guión, que modificaban el contenido en función del perfil de cada fan.
Cada video combinaba imágenes reales de partidos y escenas icónicas de la temporada. No se trataba solo de personalizar nombres o cifras, sino de conectar con la experiencia vivida por cada supporter. Aquel aficionado que asistía al estadio con frecuencia veía reflejada su constancia; otro que seguía al equipo en sus desplazamientos recibía un reconocimiento por los kilómetros recorridos. Incluso el final del video se personalizó: aquellos que no habían renovado su abono veían una invitación personalizada a hacerlo, mientras que los que sí lo habían hecho disfrutaban de un mensaje de agradecimiento.
El impacto fue notable. La campaña alcanzó 15 veces más engagement que la media del club y un CTOR (click-to-open rate) casi diez veces superior al habitual. Además, incluir un GIF personalizado en el correo aumentó el porcentaje de clics en un 33 %, y el total de visionados superó las 450 horas acumuladas.
Detrás de esas métricas hay algo más relevante: el sentimiento de orgullo y reconocimiento que llevó a miles de fans a compartir su video en redes sociales, convirtiendo una acción de marketing en algo muy viral pero más parecido a un ritual colectivo.
Lo que las marcas pueden aprender de este formato
Es evidente que un video resumen personalizado funciona porque traslada el foco del producto a la persona. Se centra en el cliente, pone el foco en él. Es la historia de cada cliente, no de la marca. Es la razón por la que tantas compañías en sectores distintos están adaptando esta fórmula.
En videojuegos, por ejemplo, los resúmenes anuales se han convertido en un clásico. Plataformas como Ubisoft o Plarium han demostrado que mostrar las horas jugadas, los logros o los rankings impulsa la participación y la retención. Incluso han experimentado con videos interactivos en los que el propio jugador decide qué parte de su recorrido destacar, logrando aumentos de engagement y ventas (fuente: Idomoo Blog).
Hay más ejemplos dignos de interés. En el ámbito del fitness o el bienestar tenemos a Orangetheory Fitness que ha utilizado el video resumen para transformar la constancia en motivación. Importante cuando hablamos de cuidar la propia salud con el ejercicio físico. En este caso, los usuarios reciben un recap (como se llama en inglés) con sus estadísticas, sus sesiones más destacadas e incluso una banda sonora adaptada a su ritmo de entrenamiento.
También en los medios de comunicación. Cabeceras como Financial Times o empresas de salud como WW (Weight Watchers) lo emplean para mostrar a cada lector los temas que más leyó o el progreso alcanzado durante el año.
El patrón se repite en todos los casos: cuando el contenido devuelve al usuario el valor de su propia experiencia, la relación se fortalece.