Siempre estamos contando historias. En todo momento y de todas las maneras posibles y en todos los contextos imaginables. Nos cuentan historias para vendernos productos y servicios varias veces al día. No nos damos cuenta, pero es así.

Y ante tanta historia, nunca mejor dicho, solo prestamos atención a aquella que tiene un formato agradable, atractivo e interesante y que nos toca, nos llega, nos impacta o nos emociona.

Las empresas lo saben. Y el storytelling es utilizado porque las empresas necesitan explicar su historia a sus clientes o a aquellos que pueden ser sus clientes.

Y el storytelling es eso. Definido como “el arte de contar una historia creando y aprovechando una atmósfera mágica a través del relato” (1), en marketing es una técnica de conectar con un público, con un cliente. Se conecta emocionalmente a través de una historia que busca lo emocional. Y a pesar de ser una técnica aplicada en el campo comercial hace años, en el mundo online ha encontrado un entorno ideal y su uso se ha disparado.

Si algo nos ha traído este mundo online han sido nuevos formatos de comunicación. Es una ventaja, no hay ninguna duda, pero también ha traído la saturación de mensajes. A más formatos, más mensajes. Y el destinatario sigue siendo único. Si a ello añadimos la hiperconectividad que ha contagiado a la mayoría de la población, estos mensajes se multiplican al compartirse en redes sociales o reenviarse por correo electrónico o WhatsApp.

Sin embargo, esta saturación no hace variar los objetivos en el ámbito de la relación entre los productos o servicios de una empresa y sus clientes. Seguimos buscando una identificación del cliente con nuestra marca, que haya una relación duradera, que el cliente confíe en el producto, que disfrute de una experiencia positiva a la que le de valor. En definitiva, que se convierta en nuestro fan. La experiencia, la emoción, la personalización, todo ello ayuda a que el cliente se convierta en fan.

¿Y cómo ocurre en el mundo de los negocios? Tomemos la definición del concepto de storytelling como la creación de historias o relatos con la intención de persuadir a nuestro público. Esta persuasión se produce, o debería, mediante la humanización de la marca, que a su vez se consigue abriéndola al mundo de las emociones. Porque las emociones activan más áreas de nuestro cerebro que las cifras y los datos y son las emociones las que dirigen nuestras acciones.

¿Y porqué funciona el storytelling en la comunicación empresarial?

• Nos genera confianza. Una historia cuenta las cosas de forma diferente, y cuenta más.

• Se recuerdan mejor. Una historia es una secuencia y ello permite ser recordada más fácilmente.

• Son fáciles de contar. Si se recuerdan mejor, se cuentan mejor. Y se cuentan más, o sea, se comparten.

• Pone contexto. Una historia ayuda a situar, a interpretar, a ordenar, a entender.

• Gustan. Si son buenas pueden repetirse una y otra vez sin provocar cansancio.

• Y crean conexión. Una conexión con el lado emocional. Distinta a los demás argumentos que recibe el cliente potencial.

Sabiendo pues a ciencia cierta que sí funciona, en el próximo post veremos su estructura y uso y como el vídeo se convierte en el mejor formato para contar estas historias. Y el video personalizado juega un papel ese

(1) 40defiebre.com

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